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A pesar de que el año pasado se batieron récords de inversión mundial en energías limpias, los directivos de las empresas encargadas de llevar a cabo la transición se han vuelto menos optimistas sobre el momento en que el mundo alcanzará las cero emisiones netas de CO2. Así se desprende de la encuesta global que publica hoy Bain & Company, realizada por la consultora a más de 700 ejecutivos del sector de Energía y Recursos Naturales.
La encuesta muestra que casi la mitad (44%) de los ejecutivos del sector de Energía y Recursos Naturales consultados cree que el mundo logrará alcanzar las cero emisiones netas en 2070 o más tarde, lo que supone un fuerte salto desde el 31% que pensaba así en 2024. Del mismo modo, sólo el 32% lo espera para 2050, lo que supone un cambio con respecto a encuestas anteriores, en las que entre el 40% y el 50% preveía un nivel cero neto para 2050.
En promedio, los ejecutivos del sector de petróleo y gas prevén que el pico del petróleo se alcanzará en torno a 2038, una clara señal de que los líderes del sector esperan que los activos heredados desempeñen un papel crucial para satisfacer la demanda de energía en un futuro próximo.
Como explica Alessandro Cadei, socio de Bain & Company “Los resultados de la encuesta dejan claro que lo que se ha descrito como la transición energética se entiende mejor como el doble reto de suministrar volúmenes cada vez mayores de energía y, al mismo tiempo, impulsar la descarbonización. Los directivos siguen siendo optimistas y creen que se logrará una descarbonización significativa, aunque quizá no tan rápida como imaginaron en un principio. El sector atraviesa un periodo de gran innovación y transformación, y las agendas de los ejecutivos están más llenas que nunca. Aquellos que logren priorizar sus objetivos en un contexto tan repleto de desafíos liderarán la próxima era de la Energía”.
La era del entusiasmo por las inversiones medioambientales, sociales y de gobierno corporativo está dando paso a un enfoque más duro de la rentabilidad de la inversión. Presupuestos más ajustados, balances limitados y costes de capital en rápido aumento obligan a las empresas a tomar decisiones difíciles sobre por qué área apostar.
Los ejecutivos siguen afirmando que el principal obstáculo para ampliar su negocio de energía de crecimiento orientado a la transición es encontrar suficientes clientes dispuestos a pagar precios más altos para crear un ROI suficiente, y una amplia proporción señala la falta de apoyo de los accionistas como un problema importante este año. Otros obstáculos son la política y las normativas gubernamentales, así como la falta de liquidez o capital.
Más de tres cuartas partes de los ejecutivos consultados afirman que los costes de sus proyectos de capital aumentaron al menos algo en los últimos 12 meses, y uno de cada 10 consultados asegura que experimentó aumentos de costes extremos, superiores al 20%. Para ejecutar los proyectos de forma más eficaz, los directivos pretenden mejorar la asignación de capital en sus carteras, delimitar mejor el alcance de los proyectos y realizar un mejor trabajo de ingeniería del valor y del diseño de los conceptos del proyecto. Casi la mitad de los ejecutivos que ha participado en la encuesta este año tiene previsto utilizar tecnologías, incluida la inteligencia artificial (IA), para mejorar la ejecución y los resultados de los proyectos.
Aunque ha disminuido el optimismo sobre el horizonte temporal de emisiones cero, los ejecutivos se sienten cada vez más optimistas sobre las oportunidades que brindan determinadas tecnologías emergentes. El entusiasmo por la IA y las herramientas digitales es cada vez mayor: el 72% de los ejecutivos afirma tener una opinión positiva sobre la viabilidad de estas tecnologías en un plazo de 5 a 10 años.
Aunque en los últimos años las empresas han podido aplazar grandes inversiones tecnológicas sin consecuencias significativas, los ejecutivos empiezan a reconocer que esos días se han acabado. La mayoría afirma estar planificando mejoras tecnológicas en múltiples funciones clave, y uno de los primeros puntos de la agenda es la revisión de sus sistemas ERP: más del 60% prevé que su próxima transformación ERP tendrá lugar en los próximos 3 años.
Como expone Pablo Cornicelli, socio de Bain & Company, “Hay dos temas principales en las agendas de los ejecutivos: gestionar la inflación de los costes de capital e impulsar la transformación a través de la inteligencia artificial y los sistemas ERP. Para muchos, la transformación del ERP ya no es sólo una actualización de TI, sino un imperativo estratégico. A medida que los proveedores de software eliminan gradualmente el soporte para los sistemas heredados, las empresas se están dando cuenta de que la modernización de su ERP puede desbloquear nuevas y potentes capacidades empresariales y herramientas tecnológicas, como la previsión de la demanda basada en IA, para impulsar la eficiencia y el crecimiento.”
Los ejecutivos consultados por Bain también son más optimistas sobre el futuro del almacenamiento de energía (el 47% tiene una percepción positiva al respecto), las energías renovables (45%) y la circularidad (39%), así como sobre la captura, utilización y almacenamiento de carbono (43%). Asimismo, la encuesta revela que los ejecutivos del sector de Servicios confían, aunque con cautela, en satisfacer la demanda energética impulsada por la IA. En este sentido, Bain calcula que el consumo energético anual de los centros de datos podría más que duplicarse de aquí a 2027, consumiendo el 2,6% de la energía mundial y costando más de 2 billones de dólares en nuevos recursos de generación de energía.
Los directivos de las empresas de Servicios son muy conscientes del reto. La mayoría cree que puede gestionar el aumento de la demanda, aunque muchos (43%) dicen que sólo si todo va bien. Para las empresas de este sector a escala mundial, las tres soluciones principales para satisfacer la mayor demanda de IA y de los centros de datos son invertir en más energías renovables, prolongar la vida útil de los activos existentes y añadir más activos de gas natural. La energía nuclear se considera una palanca potencialmente importante en Norteamérica, aunque los ejecutivos de otras regiones no la tienen demasiado en cuenta. Para financiar estas inversiones, los directivos de las empresas de Servicios norteamericanas quieren hacer recaer más responsabilidad en los clientes de los centros de datos mediante subidas del precio de la electricidad y coinversiones en proyectos.