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Las compañías Topsoe, Skovgaard Energy y Vestas han unido esfuerzos en un proyecto sin precedentes que tiene como protagonista al amoniaco verde.
Este compuesto químico, que podría reemplazar a los combustibles fósiles, destaca por su neutralidad en carbono y su mayor eficiencia energética en comparación con fuentes tradicionales. Gracias a su obtención a partir de procesos limpios, numerosos expertos lo consideran una solución viable para las necesidades energéticas industriales.
El proyecto consiste en la construcción de la primera planta en el mundo capaz de producir amoniaco verde de manera dinámica, utilizando energía eólica y solar para su síntesis. Ubicada en Dinamarca, esta instalación, denominada Ramme, representa un hito en la transición hacia energías sostenibles al evitar la emisión de 8.200 toneladas de CO₂ en el proceso de producción.
Además, la empresa Nel, especializada en tecnologías de electrólisis, se ha sumado al proyecto suministrando electrizadores A485, con capacidad de generar 10 MW. Estas unidades son esenciales para la producción de hidrógeno a partir de energías renovables, el cual posteriormente se emplea en la creación del amoniaco verde.
Uno de los aspectos más innovadores de esta planta es su sistema dinámico de producción. A diferencia de otros métodos industriales, la instalación de Ramme está directamente conectada a fuentes de energía renovable, como la solar y la eólica, lo que le permite adaptarse a las variaciones en la producción de estas energías.
El proceso comienza con la generación de hidrógeno mediante electrólisis. Luego, este elemento se combina con el nitrógeno extraído del aire en un procedimiento conocido como síntesis de Haber-Bosch. Lo novedoso radica en que este ´bucle de síntesis´ ha sido modificado para operar eficientemente a pesar de las fluctuaciones en la disponibilidad de energía renovable.
Henning G. Langås, gerente de adjudicaciones senior de Nel Hydrogen, destacó que esta tecnología permite fabricar amoniaco verde de manera rentable sin la necesidad de almacenar baterías o hidrógeno. Gracias a esta optimización, los costos de producción se reducen drásticamente, facilitando la fabricación de amoniaco verde a escala industrial.
Tradicionalmente, el amoniaco ha sido un componente clave en la producción de fertilizantes agrícolas, pero sus aplicaciones van mucho más allá. En el campo energético, actúa como un excelente portador de energía, lo que facilita tanto su almacenamiento como su transporte, especialmente en lo que respecta al hidrógeno.
En el sector industrial, el amoniaco verde podría utilizarse como combustible para el transporte marítimo, un segmento que actualmente depende en gran medida de combustibles fósiles. Además, su potencial como fuente de energía para vehículos terrestres y procesos industriales de gran escala lo convierte en un recurso clave en la transición hacia energías limpias.
El proyecto Ramme también abre la puerta a desarrollos de mayor envergadura dentro de la tecnología Power-to-X, que permite transformar electricidad renovable en otros vectores energéticos, como el hidrógeno o combustibles artificiales. La experiencia de Dinamarca en este campo podría servir como modelo para futuras iniciativas a nivel mundial.
La creación de esta planta de amoniaco verde representa un paso significativo hacia la consolidación del amoniaco como alternativa viable a los combustibles fósiles. En la inauguración del proyecto, los ministros daneses Lars Aagaard y Thomas Danielsen reafirmaron el compromiso del país con la descarbonización y la transición hacia un modelo energético sostenible.
El avance de Dinamarca en esta área marca un precedente importante para el resto del mundo. La innovación y el desarrollo de energías limpias son esenciales para reducir la dependencia de los combustibles convencionales, lo que convierte a este proyecto en un referente para el futuro de la energía industrial.
Aunque existen diversas fuentes de energía renovable en Europa, lo que diferencia a esta iniciativa es su capacidad para transformar la industria de manera estructural. La producción de amoniaco verde a gran escala podría revolucionar la manera en que se concibe la energía en el mundo, acercando a la humanidad a un futuro más sostenible y eficiente.