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El pasado 12 de marzo, los Ministros de Industria de los Estados miembros de la Unión Europea, incluido el ministro español Jordi Hereu, participaron en el Consejo de Competitividad para debatir sobre el futuro de la industria en Europa.
Entre los temas tratados, destacó la propuesta impulsada por Francia y respaldada por España y 6 países más de incorporar al Chemicals Industry Package una Ley de sustancias químicas críticas (Critical Chemicals Act), que asegure y proteja la producción de moléculas esenciales para la autonomía industrial europea.
La urgencia de fortalecer la competitividad del sector químico, estratégico para numerosas cadenas de valor, está en la base de esta propuesta que persigue evitar la deslocalización de la producción química fuera de Europa.
Hasta el momento, se han identificado quince moléculas críticas, tales como el amoniaco, cloro, sosa, olefinas y metanol, entre otras, con gran aplicación en el ámbito de la salud y la higiene, la alimentación, la automoción, la construcción o la energía, entre otros sectores.
El vicepresidente Ejecutivo de la Comisión Europea y Comisario de Estrategia y Prosperidad Industrial, Stéphane Séjourné, reconoció durante la reunión la compleja situación de pérdida de competitividad del sector destacando la importancia de adoptar medidas para garantizar la capacidad productiva del sector químico en la UE y estimular la inversión, dado su papel estratégico como “industria de industrias”.
También reconoció que el sector se ha visto muy afectado por los altos costes energéticos como desventaja competitiva frente al resto del mundo y la necesidad de proporcionar un marco normativo adecuado.
Asimismo, anunció que tanto él como la Comisaria de Medio Ambiente Jessika Roswall, mantendrían el próximo 25 de marzo una reunión que supondrá el inicio de un proceso de diálogo estratégico con el sector químico y otros stakeholders para configurar la Estrategia para los Productos Químicos.
Junto a esta iniciativa, el ministro de Industria Jordi Hereu presentó el non-paper ´Revitalizar el futuro industrial de Europa: reforzar la competitividad y la resiliencia´, promovido por España, Portugal, Eslovaquia y Eslovenia. Esta iniciativa solicita que el futuro Fondo Europeo de Competitividad, que prevé la disposición de 100.000 millones €, priorice el apoyo a sectores industriales clave para la competitividad, la autonomía estratégica y la seguridad económica de Europa.
Particularmente, el non-paper aboga por un apoyo específico para facilitar la descarbonización de sectores intensivos en consumo energético, como la química, cemento y siderurgia.
Con estos debates, el Consejo de Competitividad de la UE marcó un punto de inflexión en la estrategia industrial europea, con un foco claro en reforzar la autonomía estratégica y garantizar el liderazgo tecnológico del continente.
Estos productos químicos de uso común, también conocidos como “químicos permanentes” por su gran impacto en el medio ambiente, representan una amenaza tanto para los ecosistemas como para la salud humana. La prohibición prevista podría cambiar fundamentalmente el modo en que se producen miles de artículos de uso cotidiano que se encuentran actualmente en los hogares de los consumidores europeos.
Unos compuestos químicos sintéticos muy comunes en la sociedad
Los PFAS son un gran grupo de más de 9.000 compuestos químicos sintéticos que han ganado mucha popularidad en la industria, ya que son muy resistentes a la grasa, al calor y a muchos agentes químicos, que se utilizan en la producción de innumerables artículos de uso cotidiano. Muchos de los productos que se usan en el día a día en el hogar contienen este tipo de sustancias.
Por ejemplo, sartenes, envases de papel o ropa impermeable. También se utilizan en pinturas y adhesivos para aumentar su durabilidad y resistencia a la intemperie. Por tanto, la prohibición de estos compuestos influirá de cierta manera en algunas de las industrias más comunes como la textil, la eléctrica o la culinaria, entre otras.
Los PFAS se han ganado el apodo de “químicos eternos” dada su dificultad para que se descompongan en la naturaleza. A diferencia de muchos otros contaminantes que se biodegradan con el tiempo, estos compuestos pueden permanecer en el suelo, en el agua o en los organismos vivos durante decenas o incluso cientos de años, por lo que suponen una amenaza constante para el medio ambiente. Además, a raíz de varios estudios, se ha conseguido demostrar que la exposición continua a este tipo de compuestos puede generar a largo plazo problemas de hígado o riesgo de desarrollar algunos tipos de cáncer.
Alarmantes hallazgos
Estos alarmantes hallazgos han llevado a un grupo de Estados miembros de la UE a tomar medidas drásticas. Países como Dinamarca, Alemania, Países Bajos, Noruega o Suecia ya han expresado su firme apoyo a la prohibición de los PFAS en toda Europa. Además, todos estos países señalan que a raíz de diversos estudios se ha comprobado que, parte de los PFAS, pueden estar presentes también en el agua, por lo que supone un riesgo superlativo para la salud de los ciudadanos.
Por su parte, la comisaria de Medio Ambiente de la UE, Jessika Roswall, declaró en un comunicado cuándo podría entrar en vigor la prohibición: “Entendemos que eliminar por completo las PFAS de la economía europea llevará tiempo y requerirá una planificación minuciosa”. Por ello, la prohibición no entrará en vigor antes del próximo año, lo que dará tiempo a la industria para adaptarse y desarrollar alternativas”.
La eliminación de los PFAS en la fabricación de productos de todas las industrias ofrecerá un rango mucho mayor de beneficios para la salud. Sin embargo, también provocará consecuencias negativas para la salud de las industrias o sectores económicos estratégicos. Por tanto, en medio de la prohibición de la Unión Europea, es la propia organización la que debe encontrar un equilibro entre la salud pública y los sectores económicos e industriales. “El reto para la Unión Europea es encontrar un equilibrio entre la protección del medio ambiente y la salud pública y garantizar la competitividad de la industria europea”, comenta la doctora Maria Kowalska, experta en política química europea.
Estrategia económica en favor de la salud pública
La prohibición prevista de los PFAS forma parte de una estrategia especial de la Unión Europea con el objetivo de crear una economía circular en la que se eliminen sistemáticamente las sustancias nocivas para el medio ambiente y los propios ciudadanos.