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El almacenamiento de energía con aire líquido (LAES) podría revolucionar la transición energética hacia una solución limpia, flexible y más barata que las baterías, ideal para un futuro 100 % renovable.
Un equipo de investigadores del MIT y la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología ha analizado su viabilidad económica y técnica.
El futuro de las energías renovables pasa por resolver un problema básico: cómo almacenar la electricidad cuando hay sol o viento, y usarla cuando no lo hay. Una tecnología poco conocida, el almacenamiento de energía con aire líquido (LAES, por sus siglas en inglés), podría ser parte de la solución.
El LAES se basa en un proceso en tres etapas:
No se usan materiales tóxicos ni escasos, y se puede instalar casi en cualquier lugar. Además, puede integrarse con procesos industriales que generen calor o frío residual, lo que mejora su eficiencia.
Hoy en día, solo sería rentable en escenarios de descarbonización total para 2035, y en lugares con mercados eléctricos muy específicos, como Texas o Florida. En la mayoría de los casos, sin subsidios, la rentabilidad (medida como valor presente neto, NPV) sigue siendo negativa.
Se evaluaron distintos tamaños de sistemas y duraciones de almacenamiento. Los sistemas con capacidad para una semana eran más rentables que los de almacenamiento mensual, porque requieren menos inversión por unidad de energía entregada.
Para mejorar su viabilidad, el equipo analizó dos posibles vías:
Las políticas públicas pueden ser mucho más efectivas que los avances técnicos para que esta tecnología despegue. Con el avance de las renovables, almacenar energía limpia será tan importante como generarla. LAES ofrece una solución que no contamina, no depende del litio y puede escalarse a gran tamaño.
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