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Las mirillas de cristal fundido de Metaglas, distribuidas por Quilinox, son visores para comprobar la turbidez y visionar procesos en reactores tanto en vacío como con altas presiones.
En 1980 la idea de construcción surgió de la colaboración entre Herberts Industrieglas, Bayer, Hoechst y Basf. Los diferentes coeficientes de expansión térmica entre el vidrio y el acero provocan un estado de tensión que hace que se fusionen al expandirse el cristal con el metal. Este pretensado mecánico del vidrio ofrece un plus de seguridad en comparación con los vidrios pretensados térmicamente.
Esto se traduce en que son extremadamente resistentes a los golpes. Un impacto extremo provoca la fragmentación del vidrio, pero no la rotura de este, con lo que no afecta a su función ni a su integridad. También soporta un alto nivel a la corrosión, y pueden fabricarse en aleaciones especiales como Hastelloy, dúplex, acero al carbono, etc. Cuenta con certificación 3A para procesos alimentarios y otros procesos estériles y asépticos.
Las mirillas Metaglas pueden reutilizarse para la misma función o una nueva con solo limpiarla. Soportan presiones de trabajo de 64 bar y un máximo de 1.000 bar, dependiendo del diseño y del material de fabricación. En cuanto a las temperaturas, su rango oscila entre los -30 °C hasta 300 °C.
Las mirillas de Metaglas se acoplan a cualquier tipo de conexión existen en el mercado: brida, clamp, DIN 11851 y 11864, Na-connect… Son seguras y asépticas, sin zonas muertas y homologadas 3A e ISO 9001.