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Graco y Quilinox han presentado la bomba de doble diafragma eléctrica Quantm, que, según sus responsables, marcará un antes y un después en el mercado.
De esta forma, comparada con una bomba neumática, la nueva bomba de diafragma eléctrico reduce hasta un 80 % su consumo energético pudiendo amortizarla a partir del primer año. Además, ocupando el mismo espacio que una neumática.
El corazón de Quantm se llama Fluxcore, que proporciona hasta ocho veces más de par continuo a bajas velocidades y, al mismo tiempo, minimiza su tamaño y las pérdidas de resistencia. Esto permite que sea una bomba plug’n’play, es decir, que se instala, se conecta y ya funciona. Incluso se puede sustituir la antigua bomba neumática Graco utilizando los mismos anclajes. Todo sin toma de aire: sólo conexión eléctrica.
La innovadora bomba Quantm es adecuada para casi cualquier aplicación de trasvase de fluidos y ofrece una amplia gama de materiales de construcción para ser compatible con múltiples aplicaciones industriales e higiénicas, como procesamiento químico, tratamiento de aguas, fabricación de pinturas, alimentación, bebidas, farmacéutica, etc.
Comparado con una bomba neumática de doble diafragma, llega a reducir los costes energéticos en hasta un 80%, teniendo un precio competitivo comparado con la tecnología de las bombas AODD, aseguran también estas mismas fuentes. Esto permite que las bombas Quantm puedan amortizarse en 12 meses o menos. Además, cumple con las normativas más estrictas en las versiones alimentarias como son la 3A o la FDA.
Las bombas eléctricas tradicionales de doble diafragma son silenciosas y consumen menos que las neumáticas, pero el espacio que ocupan es considerable. Con Quantm y su FluxCore se soluciona este inconveniente, ya que ocupan el mismo espacio que una neumática. Además, integra una tecnología de control inteligente que ajusta la velocidad de la bomba para ayudar al cebado o evitar la cavitación.
Su E/S integrada permite el funcionamiento remoto y el control de velocidad para minimizar la supervisión del operario, permitiendo una regulación más fina y un flujo más lineal que resulta menos pulsante que una neumática.
También es la única bomba eléctrica de doble diafragma que se detiene bajo presión, lo que elimina la necesidad de sensores de presión y controles adicionales para evitar fallos en la bomba y reducir el tiempo de inactividad.